domingo, 3 de julio de 2011


¿Te acuerdas?


¿Sabéis esa sensación que te entra por algún lugar del cuerpo (yo creo que por la nariz, con el aire) y se te queda dentro, pellizcándote, cuando no puedes descoserte una persona de la piel? Cuando empiezas a recordar cada una de las idas y venidas, cada olor, cada momento. Ese glorioso instante en el que te das cuenta de lo que has perdido, de cuánto echas de menos a una persona, de cómo nada es lo mismo (ni los cafés, ni los conciertos). Y todo se hace cuesta arriba. Y pese a que seas la que haya decidido poner punto y final a este libro, su recuerdo te araña por dentro. Y las heridas empiezan a salir a la luz. ¿Alguien tiene mercromina? A mí se me ha acabado.

Y aunque fui yo quien decidió que ya no más. 
Y no me canse de jurarte que no habrá segunda parte 
me cuesta tanto olvidarte...

14 comentarios:

Anónimo 3 de julio de 2011, 7:47  

Justo lo que siento.

Fuego fatuo 3 de julio de 2011, 12:51  

Dejar marchar las cosas que llevan con nosotros tanto tiempo se hace realmente difícil... Pero al final, cuando te quieras dar cuenta, terminas por darles las espalda. Casi sin querer.

While 3 de julio de 2011, 13:15  

Conozco demasiado bien esa sensación.
(me encantó esta entrada <3)

Sol en las alturas 3 de julio de 2011, 13:46  

Me encanta esa canción de Mecano.

Nebroa 3 de julio de 2011, 18:52  

No recuerdo haber dicho adiós a algo a lo que luego me arañase por dentro. No conozco esa sensación, pero... Mmm... Tengo mercromina de curar otras mil heridas, te presto la que quieras :)

Ardid 3 de julio de 2011, 23:13  

Ése es mi temor. Beijinhos.

conbotasrosasye_yé 3 de julio de 2011, 23:19  

uufff a veces parece que es imposible cicatrizar!

una tirita! :)

Eva y la manzana 4 de julio de 2011, 0:02  

Bonita canción la de Mecano. Piensa que es fácil volver arriba una vez que estás abajo.
Vivirás.
¡Un beso y ánimo!

Logos, vectores y viceversa 4 de julio de 2011, 17:58  

había borrado la entrada porque por un momento pensé que no se merecía que le dedicase algo así. pero es lo que sentía y siento. y aunque me duela (y ahora le de igual), me acuerdo de todo lo vivido y digo sin sentir vergüenza que le echo de menos.

Anónimo 4 de julio de 2011, 22:54  

Al final, de tanto recordar sus palabras, su olor y cada milímetro suyo dejas de vivir en la realidad. Pero la verdad es que adoro ese lugar sin fin, en el que puedo gritar alto que le echo de menos.
Me encanta la entrada, un abrazo.

aiGi.boGa 5 de julio de 2011, 0:43  

JOUPS!!! :(, yo se lo que es esa sensación....

Logos, vectores y viceversa 5 de julio de 2011, 9:30  

dadle la vuelta a la tortilla. pensad que no estoy hablando de un chico. pensad que hablo de una amiga. entonces todo duele un poco más (sobre todo para las personas que hemos comprendido que la amistad está por encima del amor).

Miss Frenesí 5 de julio de 2011, 16:27  

Las separaciones siempre son dolorosas, sobretodos aquellas de las personas que te han marcado o con las que has compartido momentos, como tomar un café o bailar una canción. Pero recuerda que cada final es también un principio :)

Eleven Clouds 13 de julio de 2011, 23:07  

A mi la mercromina dejó de hacerme efecto hace tiempo...¡Habrá que pasarse al betadine! ;-)

Me siento identificada con tu blog.. ¡mucho ánimo y un abrazo grande! *.^