Ellos indecentes, nosotros indignados.

miércoles, 22 de junio de 2011

INDECENTE, es que el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y el de un diputado de 3.996, pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a 6.500 €/mes. Y bastantes más por diferentes motivos que se le pueden agregar.

INDECENTE, es que un profesor, un maestro, un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad pública, ganen menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera.

INDECENTE, es que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca (siempre por unanimidad, por supuesto, y al inicio de la legislatura).

INDECENTE, es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con siete, y que los miembros del gobierno, para cobrar la pensión máxima, sólo necesiten jurar el cargo.

INDECENTE, es que los diputados sean los únicos trabajadores (¿?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF.

INDECENTE,es colocar en la administración a miles de asesores = (léase amigotes con sueldos que ya desearían los técnicos más cualificados)

INDECENTE, es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos y sindicatos pesebreros, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.

INDECENTE, es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (ni cultural ni intelectual).

INDECENTE,es el coste que representa para los ciudadanos sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por doquier.

INDECENTE no es que no se congelen el sueldo sus señorías, sino que no se lo bajen.

INDECENTE, es que sus señorías tengan seis meses de vacaciones al año.

INDECENTE, es que ministros, secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del ERARIO PÚBLICO.

Y que sea cuál sea el color del gobierno, toooooooodos los políticos se benefician de este moderno "derecho de pernada" mientras no se cambien las leyes que lo regula.
¿Y quiénes las cambiarán? ¿Ellos mismos? Já.

Juntemos firmas para que haya un proyecto de ley con "cara y ojos" para acabar con estos privilegios, y con otros.

Haz que esto llegue al Congreso a través de tus amigos.

ÉSTA SÍ DEBERÍA SER UNA DE ESAS CADENAS QUE NO SE DEBE ROMPER, PORQUE SÓLO NOSOTROS PODEMOS PONERLE REMEDIO A ESTO, Y ÉSTA, SI QUE TRAERÁ AÑOS DE MALA SUERTE SI NO PONEMOS REMEDIO, está en juego nuestro futuro y el de nuestros hijos.

¿DONDE ESTÁ LA GENTE? QUE LEVANTAN MASAS PARA EL FÚTBOL Y NO PARA DEFENDER NUESTROS DERECHOS.


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Texto escrito por Arturo Pérez-Reverte (aunque he leído en varios sitios que no es suyo... lo que tengo claro es que no es mío).

5 comentarios:

Marlon 22 de junio de 2011, 11:05  

Como dijo Galeano. En esto sólo hay dos bandos: los indignados y los indignos.

jesus (of suburbia) 22 de junio de 2011, 13:05  

Sea de quien sea, es verdad. Pero hay muchos problemas a resolver. Partiendo, claro está, que los que legislán son los que se benefician.

De los muchos problemas, uno de los que más me duele es que cobren por ser exministros, exdiputados, excomisarios, exparlamentario europeo, y luego encima participen en consejos de administración de sociedades.

Todo sería tan sencillo como aplicar las mismas normas para todo el mundo. Pero mucho me temo que no llegará ese día.

Ardid 22 de junio de 2011, 23:21  

Trabajé como becaria durante dos años, sin cotización, por 600 €. Una vergüenza es el futuro que nos espera.

Elito 22 de junio de 2011, 23:49  

Es genial, y es la verdad.
Si pudiese, me tiraba de cabeza a la calle con los Indignados. En serio, ojala que tras todo esto haya un cambio grande. Lo necesitamos.

Logos, vectores y viceversa 23 de junio de 2011, 12:07  

la situación es vergonzosa. el cambio no va a llegar ahora, eso está claro. pero creo que vamos por el buen camino. si esto continua, si no nos venimos abajo, en algún momento debe ocurrir. así es como pasan las revoluciones. y ahora no nos damos cuenta, pero estamos en una revolución y quiero pensar que esto llevará a algo bueno.