jueves, 6 de enero de 2011
Tengo que admitirlo. Me dueles demasiado. Tanto que casi te pido por Navidad. Y es que ya lo sabes, me duele de una forma descomunal esta manera en la que te echo de menos. Me quedé sentada en el sofá, con un café en una mano los días pares y un cubata de ron en la otra mano los días impares. Esperaba que llegases con tus vaqueros desgastados y ese jersey que tanto te gusta (porque es bastante improbable que aparezcas desnudo en la puerta de mi casa). No he podido evitar visualizar la manera en la que pondrías tu abrigo en algún lugar de la casa para empezar a dejar escapar el calor de tu cuerpo, subiendo el color de mis mejillas (por decirlo de una forma fina). Y me contarías cualquier anécdota absurda para romper el hielo creyendo que así sería la forma más correcta, cuando en realidad lo que a mí me hubiera gustado es que me contases cada uno de los sueños húmedos que hemos protagonizado tú y yo cada vez que cerrabas los ojos.
Y seguí imaginando cómo me habría puesto mi mejor vestido y te hubiera hecho una petición entre besos alcoholizados para que me sacaras por cada uno de los pueblos de esta ciudad, colonizando cada uno de los bares. Siempre he querido poder decir "he estado en todos los baños de todos los bares de esta jodida ciudad. Con él".
Dejarnos las apariencias y elbuenhacer en cualquier papelera de tu calle. Tratar al amor como una jodida bestia y follarnos hasta que amanezca. Sin delicadezas ni miramientos. Gastándonos los labios. Sacándonos de quicio. Subiéndonos al quinto cielo para más tarde despertar en los infiernos, al ritmo de cualquier canción.
Encerrarnos en nuestra habitación para robarnos cuatro besos tontos y cien pecados capitales. Intercambiándonos los papeles y subiendo las apuestas. Colgando en la puerta un cartel que deje bien claro que entre estas cuatro paredes nos reservamos el derecho de admisión. Mientras me dejo envolver entre polvos y orgasmos de una noche de invierno. Porque al verano aún le queda algún que otro telediario (¿sabes que el telediario también escribe poesía?).
Le sigo sonriendo a tus vaqueros. Porque a poco más le puedo sonreír últimamente. Yo ya me he vestido con mi mejor desnudo. Y te sigo echando de menos.
17 comentarios:
Uh, ¡que apasionado! Me gustó mucho.
Un beso.
Bf, intenso, muy intenso.
Creo que si lee esto irá corriendo a tu puerta, no se si con el jersey que dices o desnudo para ahorrar tiempo e ir directo al grano.
:)
Nos dejamos tanto en palabras bonitas que se nos olvida devorarnos el uno al otro. Correrá como alma que lleva el diablo a tu puerta.
Un beso
Wow! Intenso, apasionado, me encantó esta entrada!
Me encantó el estilo, casi que me imagino la novela completa.
Saludos!
K.A.
Un texto genial!! Tiene algo de positivo, supongo que es la energía que desprende:)
huauuuuu buen escrito y al parecer todo aquello lo sientes y kiers..
dudo si tienes más ganas de escribir o de follar.
Muy penetrante tu texto.
Acabo de descubrir tu blog ... es mi primera visita, y me ha encantado!!
Muy bueno.
Ya somos dos las que echamos de menos, y creo que esta forma de dolernos, se vuelve inaguantable con el paso de los dias.
Espero que tu dolor mengüe lo máximo posible...
Un besito grande, guapa.
Interesante..
Prueba a sonreirte también a ti.
Muy bonito.
Como siempre.
Y yo aquí, con mi mejor desnudo...
Buenísimo....tantos recuerdos... excelente...ummmm...mil gracias, pensé que ya no sentía esto y sentí que ya no pensaba en esto....
Pásate por mi bar, igual entiendes lo digo...
Me encanta esa forma tan jodidamente buena de describir "te echo de menos"... me quedo con la frase de los polvos en los baños de todos los bares... jajaja, muy grande.
wooow qe hermosooo!! vaya, esto si me ha pasado!... mis respetos :D
Genial, rotundo. "me he vestido con mi mejor desnudo" me ha encantado. Gracias
Yo también echo de menos. Y duele muchísimo y pienso exactamente igual que tú.
Qué poderoso!!
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