martes, 7 de septiembre de 2010


Me gusta cuando llego a casa y me estás esperando en el sofá. Con esos ojos de sábado. Inquieta, curiosa, con ganas de todo. Me gusta que sepas que tienes el control absoluto de la situación porque, en cuanto me miras, me desarmas de arriba abajo. Con esa media sonrisa haces que me deje el alma en la puerta y las ganas palpitando en los bolsillos. Y lo sabes, sabes que puedes conmigo. Que no puedo luchar contra esto. Sabes que me muero por verte desnuda. Y entonces, cuando ves que mis ojos llamean, que has vuelto a ganar, cruzas tus piernas en el sofá de las batallas. Y un tacón se cae de tu pie mientras tu risa empieza a dar tumbos por las cuatro paredes de esta habitación.

Lo has vuelto a hacer, querida.


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