me llaman octubre

¿Y te he hablado alguna vez de la amiga de la chica aviadora? No sé su nombre. Sólo sé que le llaman Octubre. Una vez (sólo una vez) me habló de ella.

A Octubre le encanta andar descalza por su casa. Explotar las pompitas del papel de embalar. El olor del mar y el de una bolsa de café recién abierta. Octubre tiene mucha facilidad para que se le hagan nudos en el estómago. El sonido de las ruedas de una maleta contra el suelo le anuncia un nuevo viaje. Ella dibuja castillos de arena en el aire mientras pisa muy fuerte el suelo. No dice todo lo que piensa pero hace tiempo que dejó de pensar todo lo que dice. Ha aprendido que un tequiero demasiado tarde no sirve de nada. Me explicó que para ella, la amistad es como una planta que hay que regar casi todos los días para que no se marchite. Le gusta el tacto de un libro nuevo, la compañía de alguien que le pueda enseñar cualquier cosa nueva, las ciudades nocturnas vistas desde las alturas, los besos en espiral y las mariposas en el estómago (aunque estas, dice, que escasean últimamente). Se enamoró hasta casi perder el sentido y el norte. Pero las heridas de guerra son muy difíciles de curar (o de olvidar).
Le encanta beber agua fría, la comida mexicana y ver los anuncios de la tele. Se revela ante las injusticias y lo poco que tiene lo da. Es terca y demasiado cabezota, con un carácter muy difícil de llevar y de comprender. Tal vez por eso, desde hace tiempo, dejó de buscar que la comprendieran. Siente miedo. Mucho. Por eso se considera una valiente. Quien dice no sentir miedo, no puede conocer la valentía.

Ella busca miradas entre los ríos de gente. Tiene un baúl lleno de momentos con banda sonora. Y se le pone la piel de gallina al recordar un invierno en Madrid. Octubre es coleccionista de instantes que la dejan sin aliento. Es capaz de amar hasta el infinito y marcharse sin que te des cuenta. Ella no pertenece a nadie. Ella es como el viento, como el mes de octubre que tiene una duración determinada y después... desaparece. Hasta que el tiempo la vuelva a traer a esta orilla.

Por eso nunca se ha llevado bien con noviembre. No le gusta que le sigan. Le llaman Octubre desde que sólo habla de él... Si la ves, dale un beso de mi parte y regálale una sonrisa. Seguro que te lo agradecerá eternamente.