sábado, 2 de enero de 2010


Y de repente siento que si te escuchara detrás de la puerta, sabría perfectamente que eres tú. Tal vez, por esa misma regla de tres, puedo cerrar los ojos en mitad de la calle y reconocer tu olor entre cientos de personas.
Y. sin que apenas te des cuenta, me pondré rimmel en las pestañas. No para que sean más largas. Simplemente para que se espesen, para conseguir que el negro rodee mis ojos mientras un rojo que quema descansa en mis labios, esperando a traspasarlo a los tuyos.

Y pasearé por tu calle. Con zapatos de tacón. Clac, clac, clac.
Y sabes que terminarás por verme.
Y sabes que en algún momento [aún no sé cuándo, ni con qué pretexto] tendrás necesidad de mí.

Entonces (sólo entonces), terminarás por entender que sí hubiera sido posible.

7 comentarios:

Eva y la manzana 2 de enero de 2010, 15:37  

Y cuando sé dé cuenta, volverá a por ti :)
un beso!

Étoile 2 de enero de 2010, 15:43  

Y se le va a caer el mundo a los pies, porque ya no podrá ser.

Un beso :)

Daniela S. Rain 3 de enero de 2010, 0:22  

Cada vez que leo tus textos me quedo pensando: ¿Cómo puede alguien escribir así? ¿Transmitirme esa cantidad de sentimientos de un modo caótico pero a la vez ordenado?
Me encantas, en serio. Eres una magnífica escritora.
No veas mi blog, que igual te ríes y todo TT__TT

Besos ♥

Anónimo 3 de enero de 2010, 4:31  

Y valla que huboera sido posible, pero, por algo no se dan las cosas no crees? Uuu Que aguafiestas sueno jajaja es que siempre creo que las cosas se dan sólo si eran buenas osi algo nos iban a enseñar.

Un beso enorme

Dara 3 de enero de 2010, 17:03  

"Y reconocerás mi olor entre cientos de personas, aunque sea diferente a aquel que conociste."



un miau y un trozo de pastel,
bonita

begoña ml. 3 de enero de 2010, 22:56  

¡Vaya texto! Es genial.
En mi blog hay un premio para ti :)

Patry. 9 de enero de 2010, 1:04  

ME ENCANTA!!!