lunes, 10 de agosto de 2009

Los que me conocen dicen que al final de todo terminaré sola. Que mi carácter, mi forma de pensar y mi manera de sentir la vida es casi incompatible con el 80% de personas de este país. Quizás por eso quiero irme a Auckland. De cualquier manera, siempre he pensado que tienen razón en cuanto a que soy diferente. Pero también pienso que hay muchas personas diferentes.
Mi vida amorosa siempre ha sido un desastre. La primera vez que besé a un chico fue en el verano del año 2000. Yo tenía 13 años y comencé a descubrir cuánto me gustaba besar. Fue un amor de verano que duró exactamente eso: un verano. Cuando terminó parecía que el mundo terminaba ahí. Cosas de mi adolescencia estúpida. Porque la mía ha sido muy estúpida.

Ese mismo año entré en el instituto. Y conocí al que, una vez más, pensé sería el hombre de mi vida. Los juegos del destino hicieron que en lugar de tener una historia amorosa, fuéramos los mejores amigos del mundo. Nunca he tenido a otro amigo tan bueno como él. Pero al final del verano comenzamos nuestra historia. Con él perdí mi virginidad y también descubrí qué es lo que no me gusta de la vida en pareja. No me gustaba tener que verlo todos los días y a todas horas (por las mañanas en el instituto, por las tardes en su casa o en la mía, por las noches al teléfono o en el msn). No me gustaba sentir que el centro de mi vida debía ser él. Yo quería otras cosas.

Un año y medio después dejé de quererlo. Yo tenía 16 años y fue cuando descubrí que, un día cualquiera, puedes dejar de amar a una persona con la que has compartido todo durante casi dos años. También descubrí lo difícil que me resultaba dejarlo. Pero apareció otra persona en mi vida traducida en el impulso que me hacía falta para romper con aquello.

Él era moreno de ojos muy oscuros. Medía alrededor de 1'72 y pesaba unos 70 kilos. Era guapísimo. A decir verdad, mis otros dos ex también eran guapísimos. Nunca entendí qué veían en mí. Con E estuve desde los 16 hasta los 20. Cuatro largos años de idas y venidas. Más que nada porque cortábamos y volvíamos 7 veces a la semana. Éramos totalmente diferentes... No coincidíamos ni en libros, ni en películas, ni en música... Pero eso era lo de menos. Lo que me hizo comprender que él no era mi rana era que cuando yo le preguntaba "¿qué aspiraciones tienes? ¿Qué esperas de la vida?" simplemente se encogía de hombros. No sabía qué esperaba de la vida. O simplemente no esperaba nada. No tenía ambición por nada ni por nadie. Mucho menos por mí. Con todo, fue él quien me dejó. Y fue la primera gran herida de amor que me hicieron. A día de hoy aún duele.

Han pasado 3 años desde que E me dejó. Y no he vuelto a tener pareja. He tenido rollos, he sido amante, he tenido follamigos... Pero no pareja. He disfrutado del sexo en estos 3 años. En la playa, en casas rurales, en mi casa, en las de ellos, tras las luces del letrero Schweppes del Hotel Capitol (Plaza de Callao), etc. Hasta hace poco estaba cerrada en banda y no quería compañero en la vida ni a la de tres. Ahora me da igual.

No soy infiel. Y no perdono una infidelidad. No concibo esa extraña obsesión que tienen las parejas de novios de verse absolutamente todos los días. No soy excesivamente cariñosa. Me parezco a los gatos en este sentido: soy muy arisca de normal pero, a veces, te ronroneo y me dejo acariciar. Pero me encanta besar y que me besen. Y el sexo. No consiento que ninguna de las dos partes descuide a sus amistades. Pongo todo mi empeño por llevarme bien con los amigos de mis parejas porque así todo es mucho más fácil. Adoro viajar y cada cierto tiempo necesito viajar sola. Soy muy independiente y muy difícil de manipular. No soy celosa, por lo que me jode mucho que sean celosos. Tengo la idea que nuestros caminos han de ir separados, paralelos pero separados. Cada uno ha de hacer su vida sin dejar de lado ninguno de los aspectos que la componen. Me gusta el cine y leer. Necesito ver películas y devorar libros. Soy perfectamente imperfecta y tengo cientos de manías. No fumo y no me gustan que fumen. Me gusta el tequila. Puede que no esté cada día, pero estoy cuando se debe estar y soy la reina de los detalles mínimos que cuando se suman hacen un todo abrumador.

¿He dicho ya que me encanta besar, besar, besar?

Si alguien está interesado en la chica arriba descrita, razón aquí.

8 comentarios:

Lucía 11 de agosto de 2009, 5:00  

Sabes? Aunque soy Diciembre, nos parecemos mucho... y si, tambien me dicen que quedare sola.

Besos con gotitas de agua!

eliú 11 de agosto de 2009, 7:14  

curiosas coincidencias de vida... muy curiosas. me despertó gran asombro la opinión respecto a los celos y la libertad... es muy yo. me gusta esa sensación de hacer sentir y sentirme en un espacio propio... con demasiada independencia, cuidando siempre las alianzas de una relación.

en líneas generales, si cambiaras el género al texto, sería mas o menos una buena descripción de mi.


interesante.



Isra.

Fractured hand. 11 de agosto de 2009, 11:10  

Cualquiera estaría dispuesto a besarte, cualquiera.

Logos, vectores y viceversa 11 de agosto de 2009, 13:04  

Lucía, los diciembres también son mágicos. Tal vez por eso nos parezcamos.

eliú los celos es signo de pura desconfianza. Desde mi punto de vista la confianza es la base fundamental de cualquier pareja. Si no existe confianza, apaga y vámonos. ¿Alguna otra coincidencia? :p

Fractured hand, eso espero... que tengo muchos besos guardados esperando un dueño.

Luis Xavier 12 de agosto de 2009, 0:37  
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Xavier 12 de agosto de 2009, 0:38  

Sueño con despertar a tiempo, a tu tiempo, justo en el minuto en el que suena tu despertador, no, mejor dos horas antes, tiempo suficiente para irte a buscar, ser yo quien te despierte con mis labios.

Sueño con no dormir en lo absoluto, velar el sueño de la mujer que danza en abril bajo las lunas de octubre.

Sueño con un abismo profundo pero no inagotable.

Sueño contigo.

Sueño.

Sueño con una muejer que dude de todo, hasta de su propia existencia para llenarla con mi incertidumbre.

Sueño nube rosa varada en mi ventana para cuando acordarme quiera de los atardeceres que en todas partes he visto.

Sueño ser el dueño del aire para no amarrarle nunca y aún llevarlo conmigo a todas partes, como a tí sí así lo permites tú. Si me permites ser de tus labios dueño... yo, sueño.

Sueño... ser tu oscura y verde realidad
LX

JesusDQ 13 de agosto de 2009, 19:37  

Eres peculiar, eso está claro... y es posible que sea cierto que eres de algún modo incompatible con el 80% de los españoles. Pues ellos se lo pierden!!
Como dices, aún te queda un 20%, que son muchos millones.

Por mi parte, ya sabes lo que opino sobre tu forma de entender la vida de pareja... no la comparto en algunos aspectos, pero es muy respetable.

En cualquier caso, si algo tengo claro en esta vida es que tú no la vas a pasar sola. Imposible.

Ana Karen 5 de marzo de 2010, 18:33  

Una noche mi madre dijo que las imágenes pegadas en mi pared sólo me pervierten. Imposible, pensé. Y cada una de las imágenes sigue en su sitio; me gusta ojearlas de vez en vez, son de besos, sabes?