Ya no

sábado, 23 de mayo de 2009

Son las 7 de la mañana y mi ciudad está callada. Algunos madrugadores. Algunos trasnochadores. Son los restos de un viernes que terminó hace ya algunas horas. Me gusta conducir temprano. La carretera despierta para mí, sin nadie más. Y veo Sierra Nevada... y no puedo evitar pensar que estoy a una hora de darte un beso.
Recuerdos de la noche anterior pasean por mi mirada caleidoscípica. El efecto del ron continúa en mis venas. Esta noche te he sustituido por el alcohol. Pero he perdido con el cambio: él no me manda mensajes de amor, ni me llama. Y encima me he levantado con una resaca espantosa. Y estos recuerdos continúan de paseo.

Esta noche E me ha pedido prestado un lado de mi cama. Y que le devolviera mi corazón. Quería ser de nuevo mi playa. Y entonces el aire se volvió irrespirable. Él no contaba con que cumpliera mi amenaza: aprendí a olvidar. Le olvidé a él. Olvidé qué hizo que me enamorara.

Sin embargo, no olvido por qué me fui tan lejos de su cuerpo. Ni el ron ha conseguido que lo olvide. Pero el resto continúa estando en aquella costura de mi cuerpo que sólo yo conozco y sólo yo puedo descoser si quiero que los sentimientos se me peguen en la piel. Como estos lunares que tiempo atrás contabas por las noches, como si fueran ovejas. Para conciliar el sueño.

Lo he olvidado todo. Y empiezo a recordar cosas nuevas. Recuerdo tu voz nocturna en un susurro. Tu risa cuando escuchas mi acento andaluz. Nuestros viajes astrales con la mente.

Te recuerdo a ti.

2 comentarios:

m a r i e 23 de mayo de 2009, 23:58  

Me gusto mucho tu blog.

Dara 24 de mayo de 2009, 23:41  

Ahora él es su playa, y la de ella, toda todita para él.


un miau en octubre :)