sábado, 23 de febrero de 2013



Que te quedes en mi piel para estar en calma. Así ha sido hasta ahora. Los problemas vienen cuando pido (o piden) ir más allá, traspasarla. Es entonces cuando ya no te gusta lo que ves, ya no es suficiente con mis locuras y mis idas y venidas. Ya no basta con la risa a deshoras o el sexo de por la mañana. Ya no sirven de nada mis miradas de viernes ni que me sepa de memoria todas tus esquinas (incluso las rotas). Ya no basta con que me conforme con todas tus imperfecciones.

Es entonces cuando llega ese momento en el que te cansas de contarme los lunares. Entonces ya sé que no aparecerás en mi álbum de fotos. Que estarás en un cajón. Y todo se apaga. Y así siempre.

1 comentarios:

Oriana Blanco Herdz 23 de febrero de 2013, 22:37  

Triste el instante en que se sabe cuando todo ha muerto. Es tan fortuito, toda una tragedia. Cuando todo no es suficiente.

Besos de neón.