miércoles, 21 de septiembre de 2011


Las sábanas se quedaron enmarcadas en su cuerpo, haciendo escondites perfectos por los que pasar sus dedos. Las guerras entre las sábanas es lo que tiene: al final siempre queda algo, restos de metralla que, lejos de hacerte retroceder, te incitan a exigir la revancha.

4 comentarios:

While 21 de septiembre de 2011, 13:54  

Ese tipo de guerras no pueden traer nada malo (o nada bueno, según como se mire). Lo que está claro es que siempre se pedirá la revancha, total, no hay nada que perder y al final, por poco que sea, terminas ganando algo.

Crêpes
rellenos de
sonrisas
(crujientes)

Noelia 21 de septiembre de 2011, 18:55  

Espero tener pronto una lucha entre las sabanas, creo que tiene que ser un momento precioso :) Simplemente un momento, en el que él unico sentimiento predominante es la felicidad que se te escapa por cada poro de tu cuerpo...

Macabre Asereth 22 de septiembre de 2011, 0:06  

Una guerra sin armas, con almas y de corazón. Esa, es la única guerra que debería existir.

Me gusta mucho tu lectura (:

Paula 27 de septiembre de 2011, 19:30  

Por suerte o por desgracia..como suelen decir en el amor y en la guerra todo vale.
Encontré tu blog de casualidad y me agradó mucho lo que ví así que me he decidido a seguirte. (:
Muy buen trabajo
Un saludo