jueves, 21 de octubre de 2010

Me lo he propuesto. Quiero volver a pintar pentagramas en tu espalda con notas mal colacadas para que sólo podamos escuchar la música tú y yo. Quiero escribir poemas en hojas en blanco con mis dedos (sin lápices ni bolígrafos) para ser ciegos durante un rato. Para leerlo todo con el tacto [y sentirlo...]. Dejarme atrapar por tu tolvanera y quedarme quieta, en silencio, mirándote por las mañanas. Memorizar los pasos que hay de mi casa a tu cama y convertirte en mi paracaídas cada vez que decido arrojarme por la ventana para empezar de cero. Dejar los disimulos a otros y decirte con la frente bien alta y con la boca llena de palabras con la necesidad de salir disparadas a tu círculo que todo está bien contigo. Que pararía el mundo en este jodido momento para que nunca dejes de sonreírme. Que por una vez quiero ser yo la que le pida a alguien (casi en una súplica) que cuente mis lunares y se quede (te quedes...) en ellos esperando la lluvia.

Que no. Que no quiero paraguas. Que quiero mojarme contigo hasta que todo me cale.

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