viernes, 12 de marzo de 2010
Me gusta cuando el mundo me sorprese. Así, de repente. Como cuando un día cualquiera, sin esperarlo, la arena de las playas de Barcelona se vuelve blanca a causa de la nieve.
Como cuando sin pretenderlo ando por la calle, sin buscarte, y de pronto te encuentro. Sí, me gusta que el mundo me sorprenda... y que mi móvil suene por un mensaje tuyo diciéndome que esta vez sí que nos necesitamos.
Pero esta tarde ese mensaje no llega.
8 comentarios:
Tiene que ser bonito ver una playa con nieve:) A mí también me gustan las sorpresas:)) buen finde!!
Llegará, más vale tarde que nunca...
Besos(L)
No todas las tardes se puede, pero la proxima seguro te sorprende.
y no hay nada peor que esperar algo que no llega, esperar lo inesperado...
:)
así las cosas siempre hacen más ilusión :-)
Son geniales las sorpresas como esa. Notar como se abre un claro entre toda la gente y aparece esa persona entre la nada.
Las sopresas nos entusiasman por lo inesperado, y cuando el teléfono suene, sonreirás.
:)
Feliz fin de semana.
Esto me ha recordado hoy una canción que era eco de mi infancia cuando sábados por la mañana se escuchaba en el jardín desde las ventanas aquella canción Penélope... (deja ya de tejer sueños en tu mente./Mírame, soy tu amor, regresé./Le sonrió, con los ojos llenitos de ayer.../no era así tu cara ni tu piel,/tú no eres quien yo espero): Mamá esperando algún mensaje que nunca llegó y llorando silencios.
Ay, qué nostalgia!
a mí cuando le mundo me sorprende se me pone sonrisa de boba y me dura un montón de rato.
(mimodeesquimal)
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