viernes, 12 de marzo de 2010

Me gusta cuando el mundo me sorprese. Así, de repente. Como cuando un día cualquiera, sin esperarlo, la arena de las playas de Barcelona se vuelve blanca a causa de la nieve.
Como cuando sin pretenderlo ando por la calle, sin buscarte, y de pronto te encuentro. Sí, me gusta que el mundo me sorprenda... y que mi móvil suene por un mensaje tuyo diciéndome que esta vez sí que nos necesitamos.

Pero esta tarde ese mensaje no llega.

8 comentarios:

galmar 12 de marzo de 2010, 21:21  

Tiene que ser bonito ver una playa con nieve:) A mí también me gustan las sorpresas:)) buen finde!!

Daniela S. Rain 12 de marzo de 2010, 22:24  

Llegará, más vale tarde que nunca...

Besos(L)

Lustucruma 12 de marzo de 2010, 22:49  

No todas las tardes se puede, pero la proxima seguro te sorprende.

Juyou 12 de marzo de 2010, 23:30  

y no hay nada peor que esperar algo que no llega, esperar lo inesperado...
:)

Duna Loves 13 de marzo de 2010, 13:29  

así las cosas siempre hacen más ilusión :-)

Thatianha 13 de marzo de 2010, 17:40  

Son geniales las sorpresas como esa. Notar como se abre un claro entre toda la gente y aparece esa persona entre la nada.
Las sopresas nos entusiasman por lo inesperado, y cuando el teléfono suene, sonreirás.
:)
Feliz fin de semana.

Luna Roi 15 de marzo de 2010, 9:19  

Esto me ha recordado hoy una canción que era eco de mi infancia cuando sábados por la mañana se escuchaba en el jardín desde las ventanas aquella canción Penélope... (deja ya de tejer sueños en tu mente./Mírame, soy tu amor, regresé./Le sonrió, con los ojos llenitos de ayer.../no era así tu cara ni tu piel,/tú no eres quien yo espero): Mamá esperando algún mensaje que nunca llegó y llorando silencios.

Ay, qué nostalgia!

Dara 15 de marzo de 2010, 21:11  

a mí cuando le mundo me sorprende se me pone sonrisa de boba y me dura un montón de rato.
(mimodeesquimal)