viernes, 8 de mayo de 2009


Colecciono atardeceres que guardo en mis bolsillos. Los horizontes se quedan grabados en mis retinas. Y los olores me traen recuerdos de otro tiempo mejor. A veces los cambios vienen bien. Y ahora se aproxima un cambio de esos que, más que un cambio, es un tsunami que va a arrasar con todo aquello que sobra. Pero lo que no sobra permanecerá, como tu mirada enganchada a mis vértices.
Seguiré poniendo mis buenos momentos de fotomatón en mi corcho. Y alrededor de esto, seguiré colgando aquellas notas que me dejaron los que permitían que mi corazón latiera por ellos. Seguiré mirando el plano del metro de Madrid y me perderé en él con sólo cerrar los ojos. Seguiré yendo a una librería y abriré todos los libros que pueda para oler las páginas nuevas, las historias nuevas. Y leeré cada última frase que encuentre. Seguiré paseando por la playa en invierno y recordaré aquellos días en los que la orilla de mi mar estaba repleta de caracolas. ¿Dónde se han ido las conchas? Seguiré adormeciéndome cada vez que el sol me toque con sus rayos. Seguiré poniéndome roja cada vez que alguien me llame guapa. Seguiré explotando las pompitas del papel de embalar y seguiré escribiendo historias sin dedicatoria. Seguiré pareciendo la chica más triste de la ciudad.
Y también seguiré queriendo darte besos en la espalda. Y seguiré sintiendo este miedo que me paraliza cada vez que noto que puedo perderte a cada vuelta de la esquina.

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