domingo, 23 de mayo de 2010

Los primeros rayos del sol me recordaron cómo en aquellos días él salía de mi mirada. Y también cómo conseguí sentir (una vez más) que aquella ciudad era la ciudad. Allí podía ocurrir de todo. Cosas que hacían que tu mundo se pusiera bocabajo, cosas que te hacían temblar o estallar de la emoción. Allí la risa podía estirarse hasta límites insospechados. Y yo estaba en aquél rincón, una vez más, esperando a que él me cogiera por la cintura de repente. Por sorpresa. Las cosas por sorpresa siempre saben mejor.
Él y yo no nos habíamos conocido hasta ese preciso instante. Nunca antes nos habíamos visto. ¿Sabes por qué? Porque lo mejor estaba por llegar. Y estas cosas pasan sin avisar.





...ella era tan pobre que sólo tenía dinero...

2 comentarios:

Juyou 23 de mayo de 2010, 23:58  

las mejores cosas son las que pasan sin esperarlas...
:)

Eva y la manzana 24 de mayo de 2010, 12:59  

¿Qué es la magia sin el secreto del truco? Pues eso, no es lo mismo. Si esperas a que algo pase se le quita la emoción...
Un beso!